miércoles, 13 de octubre de 2010

Cuando... ya no somos los mismos.

Cuando los silencios se rompen y terminan hundiéndose en palabras que redundan, rostros desfigurados por la ira y la tristeza, el sabor a decepción quemando en la boca; palabras sinceras no capciosas.
Cuando te sumerges en un baño de nostalgias, le sacas el dedo del medio al orgullo y te permites abrir el paréntesis que te lleva directamente a ese vuelo con asiento numerado llamado por ahora retoricamente: pasado.
Cuando las palabras rotundas se desbocan y en una carrera casi tan interminable van alejando nuestros caminos; cuando eso pasa, la que desfigura las letras en este espacio, en un intento de asesinar la tristeza, tira el jodido bastón, y se va caminando sola sin parar, sin pensar, sin sentir, acelerando los pasos hasta que las lágrimas se confundan con el sudor, los ojos rojos van cubiertos con lentes de sol, mi boca no tiene sed, mis rodillas están dormidas, mis ojos están fijos en el camino como el demente que mira hacia la puerta imaginaria de su libertad, les inyecto rock a mis oídos ahogando entre suspiros y quejidos, ¡jodida nostalgia tienes que morir ya!, es suficiente, no es bueno redundar en el pasado , hay que seguir, acelero los pasos, no siento nada, el dolor del alma hace imperceptible el dolor del cuerpo, pasa una hora, dos, y hasta tres, me tumbo en un banco y agradezco estar tan cerquita de mi mar, me pierdo en su inmensidad, en los cientos de pasos que veo pasar. Pienso en lo bonito y jodido del amor en todas sus expresiones, en lo difícil de las relaciones, en el principio y final, en las palabras rotundas, es alli donde me golpea esta frase del maestro Neruda " Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos."



Fotografías: Hilconsmary Mundarain

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