miércoles, 11 de mayo de 2011

Religión y la fe...

Desde niña crecí bajo una educación Cristiana - Católica como le dicen acá en Venezuela, asistía todos los domingos a misa con mi familia, luego de esa sagrada comunión familiar nos íbamos todos a cenar cerca del malecón de mi pueblo, era un ritual casi sagrado, no había un NO, nada de eso, los domingos en la tarde nos vestíamos con nuestras mejores pintas para acudir a la iglesia, hice mi primera comunión a los 9 años, a los 10 años ya había hecho la confirmación y entre bromas me decían pues bien ahora sólo falta casarte.

En ese tiempo formé parte de la coral de la iglesia, del grupo de teatro, de cualquier evento que se organizara para colaborar y ayudar al crecimiento cultural-religioso de nuestro entorno.

No sé en que momento me alejé de esos encuentros familiares casi sagrados, la rutina dominguera se fue esfumando, fui creciendo y mi inocencia se iba tiñendo de gris, ya no iba a misa salvo algún funeral, el día del Nazareno, el día de la Madre o alguno u otro domingo por ahí; fui decepcionandome no de la religión o de mi fe pero si de las personas que se iban y confesaban, se daban golpes de pecho, comulgaban y luego de coñazo  destruían con sus lenguas viperinas a las demás personas en plena iglesia.

Debo confesar que  me cuesta, me es casi imposible ser hipócrita, es una de mis virtudes o quizá tomando en cuenta la sociedad en que vivimos mi peor defecto, me cuesta callar cuando algo me molesta, por eso me he metido en grandes rollos y he perdido gente importante también,  me faltaba tolerancia para ver que personas que estaban "conviviendo" bajo una religión, comiendo y bebiendo del mismo vaso luego al dar la espalda se rasgaran la ropa, se echaran mierda unas con otras como decía mi abuelita " Comiendo santo para cagar diablo" .

Hace días me encontré con una de esas señoras que al saludarme su acto seguido fue un escrutinio minucioso, violento y nada disimulado, " Qué si has engordado, qué  cicatriz tan horrible en tu  pierna,  jamás volverás a ser la misma,  pobrecita, que si pierdo el trabajo, qué de que voy a vivir,  que debo ir más a la iglesia... bla bla bla bla..."

Pues bien mi "NO ESTIMADA" señora, pensándolo muy bien eso fue lo que me alejo de allí, estar en contacto con personas cómo usted me hizo entrar en pánico y huir, huir de allí, aunque aún conservo mi fe. A mis veintitantos años mantengo mi bendita fe aún con todos los coñazos que me he llevado, no voy todos los domingos a misa porque no necesito demostrarle a nadie que tan católica o cristiana soy, Dios existe en cualquier momento y lugar y él se dará cuenta de lo mala o buena que soy,  rezo todas las noches y nadie tiene porque saberlo, le pido a mi Dios por los míos, por mi y por todo el mundo, amigos o no, conocidos o no,  no me meto con nadie,  como cualquier persona con sentido común intento  criticar constructivamente pero no me doy golpes de pecho pregonando a mil voces y dandomela de santa en una iglesia, si creo en Dios aunque no lo veo, creo en mi fe, en la cuota de fe que cada día mi madre me proporciona.
Así que pensándolo muy bien no necesito ser una hipócrita cómo usted para salvar mi alma, vaya usted e intente salvar la suya, aunque sinceramente debe echarle un camión de bolas...

Ah por cierto...

También creo en mi, en lo que soy y en lo que he dejado de ser y qué? 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bien Dicho amiga!!! Dios existe y esta en cada uno de nosotros.
Me quedo en la lectura amiga...
Con Fe se mueven montañas!!
Besos..

Hilconsmary Mundarain dijo...

Así es amiga, un abrazo para ti, eres siempre bienvenida por acá. Beso.