lunes, 15 de noviembre de 2010

Estrellita...

Esa cosita negro azabache, peluda echada en el sofá, en los últimos meses se ha convertido en una especie de "rabito" de mis pasos, por algún motivo me sigue a todos lados, desde la cocina hasta al baño, en las mañanas cuando mi mamá deja la puerta del cuarto abierta, llega estrella a llenarme de babas, cuando salgo se queda echada en una especie de llanto perruno que me encoge el corazón, al llegar a casa la encuentro echada esperándome luego comienza una danza de brincos hasta que le sobe la pancita, no hay movimiento dentro de la casa que pueda realizar que pase inadvertido a su instinto, a esa especie de fidelidad, a quedarse atenta a todo lo que hago, hasta llegar a sorprenderme. Quizá solo los que han tenido la oportunidad de tener una mascota y compartir su tiempo, cariño, y algunas experiencias de las antes mencionadas puedan entender a lo que me refiero, las mascotas son como niños traviesos y juguetones, bueno la mayoría. Tengo tantas anécdotas que terminaría en dos días vomitarlas todas en este espacio. A veces estrellita solo se queda mirándome con esos ojitos tristes, debo confesar que he llorado a moco tendido al ver cualquiera de esas películas donde queda expuesto el amor y fidelidad entre un Can y su dueño. El caso esta en que estaré fuera de casa por dos semanas y mi mamá que ha vivido el apego de mi " rabito " me ha dicho que es hora que me vaya despegando, que cuando me toque regresar definitivamente a mis labores en la ciudad Estrellita puede enfermar. No sé si una cosa así pudiese pasar, solo sé que esa bolita peluda de negro azabache me tiene conmovida. Tal vez por eso y más dicen que los perros son el mejor amigo del hombre. Es esa especie de amistad donde la comunicación no es basada en palabras, donde solo los gestos, miradas, acciones, apego, cariño y fidelidad crean ese lazo transparente invisible quizá a otros ojos, pero resaltada e irreversible ante el fiel compañero y su dueño.

Estrellita

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