sábado, 22 de enero de 2011

Crònica de una operaciòn anunciada....

Definitivamente la palabra que podría definir mi estado de ánimo estos días es sin lugar a dudas: "hiper sensible", aunque a esa hipersensibilidad podríamos agregarle como aderezo: miedo, inconformidad, desencanto.

Después de 7 meses negándome rotundamente a la bendita operación de rodilla, a pasar de nuevo por la horrorosa escena de no poder caminar, de depender de los demás hasta para ir al baño, de tener como soporte un par de muletas y muchos calmantes para no desmayar del dolor, de hacer el esfuerzo de adelgazar unos cuantos kilos para no torturar a la adolorida rodilla y compañía, de estar en terapia, de MUCHISIMAS cosas más, finalmente y a pesar del esfuerzo y toda la cosa estoy a pocos días de pasar por el quirófano, de hacerle lo que mis amigos en broma dicen " latonería y pintura" a las rodillas, por ahora solo una, la más jodedora, y si ando muerta de miedo, un manojo de nervios, saliendo de farra cada 2x3 para olvidarme un poco del asunto, quizás como los alcohólicos creen necesitar la caña para sentirse tranquilos u olvidar, pues  esta servidora necesita estar rodeada de mi gente, de mis amigos, de mi playa y alguna montaña para sentirme tranquila, para escapar del mal humor que a veces me gana cuando en realidad son nervios disfrazados de algùn  demonio, de la inseguridad ante el futuro de mis rodillas, de las ganas de comerme el mundo o simplemente como dije al principio retroceder al camino de la dependencia, así sea momentaneamente,  en realidad no me es para nada agradable. ¿ Cómo puedes regresar al niño a la andadera, cuando ya ha disfrutado del placer de caminar en libertad?

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