jueves, 21 de abril de 2011

Mi Señora Eulogía...

Mi señora, visitar Playa Médina y no verla a usted es algo que desde que la conocí no me he permitido, regresar a casa sin estrecharla en un abrazo, echarle broma, sacarle una que otra sonrisa, disfrutar de esa manera suya de fruncir el ceño, de su compañía,  cómo lleva  una charla de manera jocosa y logra alegrarle el momento a quien se tropiece a su paso,  eso no tiene precio... Y es  que  le he tomado  tanto cariño quizá porque veo en su rostro matizado con sus arrugas y en su mirada maltratada con los años la experiencia, el trabajo, las necesidades que ha debido pasar para llegar a estos años, a sus años mi señora, a su día a día de playa vendiendo sus famosas conservas, soltando en graciosa rima los sabores, de coco y piña, de plátano y chocolate mi favorita.
Y es que yo observo esa manera suya de mostrarnos a los visitantes orgullosa la nota de periódico en donde hablan de usted, patrimonio cultural viviente del municipio y usted muy sonriente y orgullosa... ¡Qué orgullo!

¡Hermosa señora Eulogía!

 Recuerdo claramente que en mi última visita  cuando llegué y no la vi me angustié, muleta abajo caminé la playa acompañada de mi amiga y la encontré ofreciendo su rima y conservas, solté en un grito su nombre y me le acerque en un abrazo como si fuese esa mejor amiga que no veía en tantos años... solté una gran carcajada acompañada de un "mi señora Eulogía, mi pana..."  la gente nos veía y usted y yo, cómplices sonriendo, me sentí como una niña, como una niña grande reconociéndose en aquel cariño de usted.

Recordamos con mucho cariño y algo de nostalgia esa partida  de dominó aquella tarde de julio, cigarrillos y vino junto a mi gente querida, y ahora en esta última visita mía cuando me reclamó el acostumbrado cigarrillo y la partidita de dominó no pude evitar cagarme de la risa mientras me disculpaba y rompía mi dieta con sus conservas y usted, usted me miraba en muletas con su mirada triste haciendo preguntas y hurgando  respuestas por mi salud, por mis tristezas que según usted mi sonrisa no disimula  y yo, yo le prometí que volvería pronto sin muletas con cigarrillos, con mi gente que también le ha tomado cariño, con  el dominó para jugar una partidita allí bajo las palmeras, con la compañía de nuestro mar y el atardecer  del que sigue siendo uno de mis sitios favoritos en el mundo. 

Usted siempre con su flor en el pelo tan linda, tan usted, tan Eulogía y yo tan loca y nostálgica.

 ¿Quién iba a decir ? que ayer mientras caminaba con mi hermana iba a toparme con una valla de publicidad grandota y  allí estaba usted con su cesta y sus conservas , su florecita en la oreja, sus arrugas, su mirada, su sonrisa y yo me sentí   tan  orgullosa  de usted como el primer día que la conocí y la imagine en esa sesión de fotos  coqueta, sonriendo, contando sus historias, dejando claro que usted hace las mejores conservas de la zona, disfrutando de un merecido reconocimiento  y  fui muy feliz ... por usted mi señora Eulogía.












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